martes, 13 de septiembre de 2011

Todo un Proceso Democrático


            Acaba de terminar la primera vuelta de las votaciones democráticas en Guatemala, si queremos ponerle un bonito nombre para que sea atractivo y para que la población se sienta incluida en un proceso que nunca ha sido nuestro realmente.
            Hace pocos días terminó este episodio circense, dejándome un mal sabor de boca cuando veo como nos engañan y nos dejamos engañar como ovejas ante un proceso que debería de hacernos sentir deshonrados a todos los guatemaltecos desde el inicio, no ahora que está Baldizón y Otto Pérez peleando el hueso en la segunda vuelta.  Nos dejamos embaucar, nos dejamos impresionar por esa millonada de quetzales en publicidad en un país donde hay niños que mueren de hambre, donde la miseria existe en cualquier parte, donde la mayoría es pobre.   Nos quisimos engañar, como siempre, pensando que este proceso era algo que iba con un pie recto, cuando desde los inicios todos los partidos rompieron, escupieron y patearon la ley, iniciando proselitismo desde antes de la fecha establecida por nuestra legislatura.
            Somos ovejitas, nos hicieron creer, y continuamos creyendo a pesar de la mentira tan evidente, que esto es el único elemento fundamental para una democracia, como si con el voto cambiáramos el rumbo que ya esta establecido por los grupos de siempre y que ciegamente seguimos.  Como si con solo eso se cumpliera con la sociedad, cuando hay otros elementos fundamentales participativos en la democracia, pero que le tememos, porque somos una sociedad temerosa.
            Terminó la primera parte de este proceso monstruoso y ahora escucho lamentos por quienes quedaron (un militar que estuvo en el conflicto armado y un politiquero que da ofrecimientos espontáneos y ridículos) como si hubiera habido algún candidato verdadero, como si alguno de los postulados hubiera tenido planes reales, como si alguno de ellos hubiera tenido el valor de hablar de sus financistas, como si hubiera hablado de quienes serían sus asesores en el futuro.  Terminó y todo sigue igual, y seguirá así hasta que realmente pensemos que nosotros somos los responsables de todo este camino pedregoso en el que va Guatemala.
            En fin, todos estarán sentados satisfechos con el dedo manchado de tinta, engañándose de su audaz participación democrática, cuando la real, la mera tos con flema, será en estos próximos cuatro años y los siguientes y los siguientes.

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