¿Cómo
hubiera sido yo sin el arte? ¿Qué habría pasado si en mi adolescencia no me
hubiera topado con el dibujo a carboncillo o con la literatura? ¿Qué rumbos hubiera caminado? Me hago estas
preguntas desde hace mucho tiempo porque creo que con estas dos artes en la
adolescencia me quité muchos fantasmas que fácilmente me hubieran hecho decidir
por caminos poco agradables. Fueron y
son los botes salvavidas de mi andar.
Recuerdo que en 3ero. Básico con
un amigo hice un mural en una puerta de la clase con la idea de expresarnos, un
juego que surgió de la nada.
Lastimosamente fui sorprendido y reprimido. En la Dirección me cuestionaron el porqué, yo
solo me quede callado, en silencio. Claro ahora lo comprendo, debí decirle a la
directora: “Porque me gusta el arte y quiero decir lo que pienso en él…” o “es
arte y quiero hacer arte…”
También vienen a mi mente la poesía y los
cuentos en mi adolescencia llenos de muerte, de desilusión, personajes sin paz
y deprimidos (que aún perduran en mi escritura) seres que preferían la muerte a
seguir con el peso de la vida. Al
expresar, al liberar a esos muertos y a esos deprimentes personajes en los
dibujos y en las letras me sacó de esos pozos sentimentaloides de mi adolescencia.
¿A qué viene todo estos recuerdos?
porque se ha mencionado que es importante colocar la escuela de Agentes de la
Policía Nacional Civil en el Centro Intercultural de Quetzaltengo, con esto me
doy cuenta que los políticos no están conscientes de los beneficios a largo
plazo del arte y creen que la única opción que existe es instaurar un orden violento
de seguridad. Tienen en la cabeza que con
más violencia se solucionara la delincuencia, a pesar de tener frente a ellos una
historia reciente de intentos fallidos de este tipo de lucha.
Los dirigentes políticos no se
dan cuenta que en los lugares en donde se ha invertido en las artes para los
niños y los adolescentes existe menos violencia, existe menos posibilidades que
los pequeños se involucren en situaciones ilegales. El arte libera al alma de las ataduras de
todo aquello (sentimientos, pensamientos, emociones) que a veces es imposible
darle un sentido claro, y al ser libre se está en paz.
No es necesario pensarlo tanto,
tenemos ejemplos: “La Cambalacha” en San Marcos la Laguna, “Los Patojos” en
Jocotenango, “Caja Lúdica” en Ciudad de Guatemala y otros más que pierdo. Son instituciones testigos que el arte es un
elemento que cura y fortalece a los pequeños, que los libera de monstruos
internos o de triviales decepciones, que los ayuda a ser sensibles en un mundo
deshumano.
Ahora surge otra pregunta: ¿Por
qué no fortalecer el Centro Intercultural de Quetzaltenango? ¿Porqué no abrir
sus puertas a los niños, adolescentes y jóvenes para que tengan medios de
expresión artísticos? ¿Por qué no ubicar la Escuela de la Policía Nacional
Civil en otro lugar?
Hacer de este centro una
institución fuerte llena de colectivos artísticos sería una alternativa para la
disminución de la violencia. Darle la
opción a toda la población a integrarse a ese lugar para expresar sus
sentimientos de forma artística sería un plan más efectivo contra el flagelo que
mata a Quetzaltenango y a Guatemala.
puede leerse este artículo también en: Metropolitano Xela
puede leerse este artículo también en: Metropolitano Xela
imagen: http://www.galasdeguatemala.com/data/media/3/dscf6267-mm.jpg (modificación mia)
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