Hace tiempo escribí acerca del
Ministro Bonilla, fue cuando golpeo a los adolescentes con antimotines, escribí
que era absurdo que el mismo ministro de gobernación ordenara violentar la ley
PINA (Ley de Protección Integral del Niñez y Adolescencia), desde ahí me di
cuenta que sus intenciones eran la fuerza sin dialogo y sin respeto a las leyes
(tal vez antes ya había dado señales de ser un militar). Antes de todo eso, desde las propaganda
invertida por Otto Perez para ser elegido presidente, percibí que el actual
presidente no estaba interesado en RESPETAR las leyes, le importó un bledo seguir
con sus carteles y romper el techo de inversión. Estos dos actos han sido dos mensajes claros
de este gobierno: “No me importa la ley, yo la rompo y si no te gusta pues te
silencio…”
A partir de esto surge ahora otro
estado de sitio, hoy Santa Rosa y de Jalapa, han sido condenados a estar ahora bajo
la suspensión de las garantías constitucionales: han enviado a militares a
resguardar no a la población, no a la tierra, sino a una minera. El gobierno se ha hecho el sordo con la
opinión de la población que no desea esas mineras ahí y ha preferido enviar a
los perros bravos para silenciar y capturar a los inconformes. El mensaje es nuevamente el mismo: “No me
importa la ley, yo la rompo y si no te gusta pues te silencio…”
Por estos mensajes crudos que nos
manda el gobierno, el Presidente Otto Perez Molina y el Ministro de
gobernación, hoy deseo exclamar mi repudio, mi indignación ante esta situación
que nos está llevando de retroceso, que nos está llevando caminando hacia
atrás, que nos lleva a perseguir o a exiliar a los que defienden su tierra y
aman realmente a los pobladores. Esta
indignación me lleva a sentir repudio y al mismo tiempo una tristeza tan fuerte
porque no es válido que ningún gobierno ni nadie haga eso, ponga las botas
militares sobre la cabeza de los que sí saben que significa la VIDA y
ESPERANZA.
Me gusta decir ¡Basta ya, de esta
situación en donde el gobierno es enemigo y abusador de su propia gente! ¡Basta
ya, de estos actos que nos llevan nuevamente a recorrer la violencia entre
nosotros mismos! ¡Basta!
¡BASTA SEÑOR PRESIDENTE!
¡BASTA SEÑOR MINISTRO!
¡BASTA YA!
Mientras escribo esta indignación
se surgen estas preguntas que a veces no tienen respuestas dentro de un estado
o sociedad que ha alcoholizado a los que pueden hacer algo:
¿Qué pensaran los universitarios
de esto? O ¿Qué pensarán los sindicatos de esta barbarie? ¿Qué pensarán los
intelectuales y los artistas de esto? ¿Quién detiene al presidente cuando
está después de dos años machando a la población? ¿Quién pondrá a estas
personas en el lugar que les corresponde? ¿Qué institución o personas tendrá la
gana y la fuerza para enfrentarlos? Claro que no como ellos están
acostumbrados, a la fuerza y con sangre, si no con lo contrario, con la paz,
con lo legal… ¿quiénes tendrán ese valor?
Basta ya!
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